Abogado para despidos en Lleida
¿Te han despedido? Vamos a luchar por conseguir la máxima indemnización posible o, si es viable, recuperar tu puesto de trabajo.
Imagina esto: un viernes cualquiera, a última hora, te llaman a una sala y te sueltan el jarro de agua fría. “Estás despedido/a.” Frío. Impersonal. Injusto.
¿Y tú qué haces? ¿Te quedas en shock? ¿Te hundes? No. Tú actúas.
No importa si te han despedido por razones disciplinarias, económicas, o con excusas de libro. Voy a analizar, reclamar y pelear hasta el último céntimo que te corresponde. Porque lo que es tuyo, es tuyo. Y no lo vamos a dejar escapar.
La carta de despido: el talón de Aquiles de muchas empresas
Esa hoja de papel que te entregaron, la famosa carta de despido, es más que una simple formalidad. Es el documento donde la empresa debe detallar, con pelos y señales, las razones de tu despido. Si se atreven a ser vagos, imprecisos o a usar excusas genéricas, están cavando su propia tumba legal.
Por ejemplo, no basta con que te acusen de "insultos". Deben especificar qué palabras usaste, cuándo, dónde y cómo. Si no lo hacen, ese despido huele a improcedente, y ahí es donde entra mi equipo de Advocats Centre Gestor SLP, un grupo de profesionales comprometidos con tu causa.
Voy a desmenuzar esa carta junto con mi equipo en Advocats Centre Gestor SLP, buscando cada fallo, cada omisión, cada generalidad. Porque si la empresa no ha hecho bien sus deberes, no solo vamos a por la indemnización máxima; vamos a por la nulidad del despido y tu readmisión.
Recuerda: en el mundo de los despidos, el diablo está en los detalles.
Despido disciplinario: ¿Qué dicen que te saltaste las normas? ¿Qué no cumpliste con tu trabajo? Vamos a ver qué pruebas tienen. Spoiler: casi siempre son un castillo de naipes. Los despidos son procesos muy formalistas. Vamos a revisar si lo han hecho bien, si han cumplido con cada detalle. También vamos a ver si hay causas para conseguir que lo declaren nulo.
Despido objetivo: “Motivos económicos”, te dicen. “Reestructuración”, te venden. Pero las cuentas de la empresa, ¿qué? Nosotros las revisamos y demostramos si aquí alguien está jugando sucio.
Despido claramente improcedente, sin causas: Aquí es donde más nos gusta jugar. Improcedente significa que la empresa lo ha hecho mal y que hay indemnización. La empresa ya sabe que no podía despedirte y está dispuesta a pagar, pero puede ser que la indemnización prevista no sea suficiente o que concurran causas de nulidad. Y la vamos a estudiar a fondo. Si vemos que hay motivos, vamos a reclamar más de lo que ofrece la empresa, incluso buscando anular el despido si procede. Punto.
Despido colectivo (ERE): ¿Eres uno más de una lista? Pues que sepan que esa lista tiene nombres, y esos nombres tienen derechos. El tuyo, el primero.
¿Cómo trabajamos? Con estrategia y sin rodeos.
Primero, te escucho: Me cuentas tu caso, con pelos y señales.
Luego, analizamos: Examino la carta de despido, los papeles, las razones de la empresa. Si hay un fallo, lo encontramos entre todos en el despacho.
Y después, atacamos: Ya sea negociando o llevando el caso a los tribunales, mi meta es clara: que salgas ganando.
Lo que nunca te dicen, pero necesitas saber:
El despido verbal no vale: Si no hay papeles, no hay despido. Y si intentan hacerlo así, les va a salir caro.
No firmes nada sin añadir “No conforme”: Ese pequeño detalle puede marcar toda la diferencia.
Tienes solo 20 días: No te duermas. El reloj empieza a correr en cuanto te entregan la carta.
¿Por qué deberías llamarnos a nosotros y no a otro?
Porque tanto yo como mis compañeros en el despacho llevamos muchos años en esto : Si hay un truco o una trampa en el mundo laboral, ya la conocemos.
Porque somos de Lleida, como tú: Conocemos el terreno, las empresas, los tribunales. Jugar en casa es siempre una ventaja.
Porque no te voy a dejar tirado: Te lo digo claro. Si cojo tu caso, vamos hasta el final. Además, solemos pactar honorarios a porcentaje del éxito, porque nuestro resultado está ligado al tuyo. Solo ganamos si tú ganas.
Esto no es el final. Es el principio de tu defensa.
Llámame. Escríbeme. Ven a mi despacho. Pero haz algo. No dejes que la empresa decida cómo termina tu historia. Esa decisión es tuya.
Cuando todo parece perdido, ahí es donde empieza nuestra lucha.
¿Estás listo? Yo también.


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